Narraré sobre aquellos días,
En los que abandono mi espíritu,
En la morada del recuerdo.
Un recoveco,
En el que la única preocupación se basa,
En volvernos a encontrar.
Será el momento,
En que yo intercambie,
Una lágrima concentrada en anhelo,
Por la más entusiasmada de tus sonrisas.
La satisfacción,
Al llevar a cabo un trueque con mis ganas de vivir,
Y tu fuerza de voluntad.
(Siéntete agradecido por el presente)
No conoces lo que sería capaz de ofrecer,
Con tal de dedicarme un minuto de tu existencia.
Cegar la distancia que nos devora,
E informarnos mutuamente de los sucesos ocurridos.
Desde la última vez que separamos ambas miradas.
El mejor obsequio para el alma,
Es el reencuentro tras una bonita aventura pasada.
Repaso antiguas cartas y fotografías,
Sintiendo ese nudo en el pecho…
Combinación de armonía y ansiedad.
Que me anima a mantenerme lo más sano posible.
Acurrucándome sin obstáculos,
Anunciada la estancia,
En tus brazos nuevamente.
Será el momento,
En que yo intercambie,
Una lágrima concentrada en anhelo,
Por la más entusiasmada de tus sonrisas.
La satisfacción,
Al llevar a cabo un trueque con mis ganas de vivir,
Y tu fuerza de voluntad.
(Recuerda que solo vivimos una vez)
No conoces lo que sería capaz de ofrecer,
Con tal de dedicarme un minuto de tu existencia.
Cegar la distancia que nos devora,
E informarnos mutuamente de los sucesos ocurridos.
Desde la última vez que separamos ambas miradas.
El mejor obsequio para el alma,
Es el reencuentro tras una bonita aventura pasada.
Volverás a ir…
Volverás a ir…
Volverás a ir…
Aún quedan asuntos de los que ocuparse,
Yaces a prueba entre episodios,
Que serán concluidos a través del destino.
Que no cuente la prisa,
Las soluciones prematuras a los desequilibrios que resolverás,
Brotan siempre desde la actualidad.
…
Procura también cuidar de la diversidad,
Para aquellos herederos de nuestras perspectivas.
Que el agua sea el diamante de mayor valor,
Y el arrojar un residuo contaminante un crimen penalizado.
No te engañes con el pensamiento de:
“Yo no estaré…
¿Qué sentido tendría preocuparme por problemas de seres irreales?...”
No conoces lo que sería capaz de ofrecer,
Con tal de dedicarme un minuto de tu existencia.
Cegar la distancia que nos devora,
E informarnos mutuamente de los sucesos ocurridos.
Desde la última vez que separamos ambas miradas.
El mejor obsequio para el alma,
Es el reencuentro tras una bonita aventura pasada.
Ahuyentaremos el temor,
Sacrificando nuestro pan matutino,
Entre migajas les guiaremos.
(Te devolveré el sentido del poder…)
Tú serás la vela,
Yo la brisa que te conduzca hacia el cálido occidente crepuscular.
(En sintonía con la esperanza,
Aunque no lo creas…)
Dicho sacramento retumbará como eco,
Oscilando en las montañas,
Bajo el gesto de un abrazo petrificante.
(Continuamente estaré cuidando de ti)
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